Entendamos el problema primero. Precisamente porque no siempre pensamos que es un problema hasta que de repente, "de la nada" nos llevamos un mordisco, nos intentan atropellar, nos sentimos abrumados por ellos o se pelean entre ellos y quedamos en medio sin grandes recursos para defendernos cuando les vamos a dar de comer.

Entendamos también que tiene solución, que no hay que enfadarse con ellos por ser como son, simplemente hay que guiarlos y explicarles, en un lenguaje que ellos entiendan, que no se quedarán sin comer. Pero deben entender también, que por sentirse ansiosos, no pueden hacer con nuestro espacio o nuestra integridad lo que quieran según su instinto.

Deben aprender a controlar su instinto y la única forma de lograrlo es que aprendan a gestionar su cuerpo cuando les pedimos que lo hagan. Si están ocupados en gestionar su cuerpo, pierden la atención hacia la comida. Si pierden la atención a la comida y además sienten que tienen control sobre lo que están haciendo, automáticamente su cerebro se relaja.

En las clases para el próximo directo veremos el caso práctico con 4 frisones: dos yeguas (una es la madre del potro), un potro de un año y medio y un castrado.

En este vídeo vamos a entender el problema, veremos el proceso para conseguirlo, por qué debemos hacerlo así y lo que vamos a ver durante las clases

Cuando el cerebro se relaja, empiezan a buscar respuestas y a atendernos. Sólo así podemos establecer una conversación que terminará SIEMPRE en un "puedes comer tranquilo que nadie te va a comer a ti ni a tu comida."